Recientemente la Municipalidad dio a conocer un Inventario de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que tiene como objetivo comprender cuál es la situación de la ciudad con respecto a las emisiones que contribuyen al calentamiento global. El responsable científico de este proyecto fue el Dr. Rubén Piacentini, Profesor honorario de la Universidad Nacional de Rosario en nuestra Facultad y Jefe del Laboratorio de Eficiencia Energética, Sustentabilidad y Cambio Climático del IMAE.
El documento elaborado colectivamente entre diversas instituciones buscó identificar y cuantificar las emisiones de GEI que se generan por las actividades de la ciudad y de esta manera elaborar un plan de acción para reducirlas y disminuir el impacto ambiental que producen. Cabe destacar que el trabajo fue realizado de forma conjunta entre la FCEIA, la Universidad Tecnológica Nacional, la Universidad Católica Argentina, la Secretaría de Ambiente y Espacio Público y el Ente de la Movilidad.
Del estudio surgió que por persona los rosarinos emiten 4,5 toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera por año. A nivel nacional, según el informe 2014 realizado por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Argentina emitió 368 millones de toneladas de GEI a la atmósfera, lo que equivale a cerca de 9 toneladas por persona por año.
Según explicó el especialista, el principal gas de efecto invernadero del país proviene de las emisiones producidas por los combustibles fósiles, petróleo, gas y carbón principalmente. Como segundo gas de efecto invernadero aparece el metano generado en su mayoría por los vacunos y por los desechos de los grandes centros urbanos. Mientras que el tercer GEI es el óxido nitroso que se produce esencialmente por la fertilización agrícola.
Del inventario de Rosario surge que el 21,18% de los GEI provienen del transporte motorizado particular y el 17,57% de las casas y edificios residenciales particulares, siendo estos los principales contribuyentes. Luego continúan los edificios e instalaciones comerciales e instituciones, la disposición de residuos sólidos y las industrias energéticas con poco más del 14% cada uno de ellos.
“En Rosario hay que reducir las emisiones por consumo, y ¿cómo se puede lograr eso?, haciendo que las viviendas y los edificios sean más eficientes. Rosario es la primera ciudad de la Argentina, y nosotros hemos colaborado con eso dando informes y charlas, en generar una ordenanza, la Nº 8757, que fija restricciones sobre la forma en que se construyen los edificios para que sean más eficientes en el consumo de energías. Son más aislados y más protegidos del sol” detalló Piacentini. Cabe destacar que el primer edificio habitado que cumple con creces las normas de uso eficiente de la energía según lo establecido por la ordenanza está ubicado en calle San Juan entre Paraguay y Corrientes.
Otro aspecto sobre el que es necesario tomar medidas está vinculado al transporte: los vehículos, máquinas y equipos móviles producen emisiones de GEI por la quema de combustibles. De acuerdo a los datos obtenidos por el inventario surge que el 6% se vincula al transporte público de pasajeros, sobre todo ómnibus; mientras que el 94% es producido por los autos particulares.
“El país debe cambiar la matriz energética. Holanda, Alemania y Noruega ya determinaron que a partir del 2025 no circularán más autos de combustión interna. Tienen que reconvertir urgentemente toda la industria y los que se forman en el tema deben ir pensando que los sistemas de movilidad van a ser, en una primera etapa de transición, híbridos y luego eléctricos” mencionó el investigador sobre las acciones que ya se están generando en el mundo para mitigar las emisiones que contribuyen al calentamiento global.
Con respecto a la importancia de capacitar a los jóvenes es estas áreas mencionó que según la Cámara Argentina de Energías Renovables se necesitarán 60 mil especialistas en los próximos 10 años. “Tenemos que convencer a los jóvenes de la importancia que tiene orientarse en el área de las energías renovables porque son el futuro, hay que formarlos urgentemente porque los necesitamos para cambiar la matriz energética”.
Además destacó que con la utilización de energías renovables no solamente se ayudará a reducir un problema mundial ambiental sino que también será económicamente beneficioso. Mencionó que actualmente las empresas que producen energía solar en el mundo venden el kilowatt-hora a un costo equivalente a unos 50 centavos o menor e incluyendo gastos diversos e impuestos podría elevarse a un peso o menos; mientras que en Argentina el precio real por kilowatt-hora es bastante mayor, si se tiene en cuenta que, a su valor actual, debe adicionarse el subsidio a la electricidad y los costos ocultos como la contaminación que generan las centrales a energías no renovables. “Si transformáramos nuestra matriz energética a solar y eólica, -ya que tenemos un territorio extenso y con amplios recursos para producirlas, la energía saldría más barata y se reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero”.
A modo de reflexión final el investigador destacó: “El cambio climático es real y el mundo evoluciona hacia altas temperaturas y con graves problemas si no tomamos medidas. En la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático realizada en París en 2015, 190 países firmaron y se comprometieron a bajar las emisiones para que por lo menos a fin de siglo la temperatura no sea mayor que dos grados respecto de cuando comenzó la revolución industrial. Tenemos que cuidar el planeta porque lo van a vivir los niños y jóvenes. Embarcarse en esta cuestión ahora, es cuidar su futuro. Es un esfuerzo mundial que nos pide Naciones Unidas.”
El inventario completo puede consultarse en: https://goo.gl/e3KfLs