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La Ps. Adriana Gerbaudo, coordinadora de la Comisión de Género de la FCEIA, propone reflexiones acerca del contexto actual, atravesado por un incremento de violencia contra las mujeres y brutales femicidios.

 

Transitamos hoy el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y como cada año, no podemos dejar de valorar el camino que hemos recorrido. Repensar cuándo se instituyó este día, quiénes nos precedieron en las luchas, qué derechos se conquistaron y cuáles faltan aún, es un ejercicio necesario que nos muestra la importancia de continuar este camino, porque es el que nos permite avanzar.

Estamos transitando una época excepcional, atravesando situaciones nunca antes vividas. La situación de pandemia padecida a nivel mundial generó muchos cambios, tanto en lo doméstico como en lo laboral. En algunos casos , la casa pasó a ser escuela, club, a reemplazar otros espacios de socialización. Si tenemos en cuenta que las estadísticas muestran que las mujeres trabajadoras son quienes además se ocupan de las tareas del hogar y del cuidado de niñxs y adultxs mayores, notaremos de inmediato que el esfuerzo de las mujeres se ha multiplicado sustancialmente en el último año. Las desigualdades aumentaron.

La pandemia no significó en absoluto un freno a las violencias de todo tipo. Los servicios de atención en violencia vieron duplicadas sus demandas.

En este 8 de marzo, nos interpela más que nunca la violencia extrema que se cobra la vida de una mujer cada día. Nos interpela la crueldad que se desata sobre nosotras y nos preguntamos hasta cuando.

Como desde hace miles de años, el cuerpo de las mujeres es territorio a dominar para algunos hombres. Cuerpos con dueños externos que deciden qué hacer con ellos y cúando, dueños que se consideran con el derecho a descartarlo, de la manera más brutal, si no responde a su voluntad.

En apenas dos meses de este 2021, registramos 69 muertes violentas de mujeres ,travestis y trans y 64 intentos de femicidios. 55 niñxs quedaron sin madre. El mayor porcentaje de los femicidas son parejas o ex parejas y los femicidios se llevaron a cabo en gran número en la vivienda de la víctima o en la casa compartida.
Muchas cosas se intentan, pero no alcanza. Sabemos que es necesario un profundo cambio cultural. Pero, en el camino se van descartando vidas de mujeres como cosas sin valor. La justicia no es igual para todxs, y es imprescindible crear una nueva sociedad que nos permita pensarnos libres e iguales.

Hoy, mas que nunca exigimos políticas activas que permitan prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de violencia, antes de que sea aún mas tarde.

Este 8 de marzo, conmemoramos las luchas que nos permitieron acceder a mas derechos , y alzamos nuestras voces por los que aún faltan, pero la realidad nos obliga a gritar aún más fuerte y a reclamar incansablemente por la vida de cada una de nosotras y por justicia para aquellas que ya no pueden hacerlo.

 

Ps. Adriana Gerbaudo
Coordinadora de la Comisión de Género FCEIA