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 El Dispositivo Argentino de Remoción de Patógenos en Áreas de Salud (DARPAS) permite eliminar el COVID-19 mediante luz ultravioleta y puede ser utilizado para desinfectar focos de alto contagio como hospitales y efectores de salud.

DARPAS, que ya cuenta con un prototipo funcional, fue desarrollado por graduados de la FCEIA de las carreras de Ingeniería Mecánica, Industrial y Electrónica que junto a una Ingeniería Química conforman la empresa Potabilizar. Para este proyecto contaron con aportes de profesionales farmacéuticos y médicos.

“El dispositivo trabaja por tecnología de radiación ultravioleta. Una radiación tipo C que es muy energética y de alta frecuencia capaz de eliminar virus, hongos y bacterias con una eficiencia del 99%”, detalla Maximiliano Uranga, graduado de la FCEIA y uno de los integrantes del equipo que desarrolló el prototipo.

Esta tecnología es capaz de eliminar el virus Covid-19, desintegrando al organismo desde su ARN. Actualmente ya se utiliza en industrias como la alimenticia y la potabilización de agua. “La innovación está dada en cómo se utiliza la tecnología, que puede ser usada en ambientes. La luz ultravioleta realiza un daño físico al ADN o ARN y no químico, por lo que no genera ningún tipo de residuo”, explica Maximiliano.

A diferencia de otros equipos en el mercado, DARPAS no crea ozono que es corrosivo para el ambiente en general y tóxico para los humanos.

 

El Dispositivo Argentino de Remoción de Patógenos se controla de forma inalámbrica mediante un celular o tableta y un controlador lógico programable (PLC) interno, con el fin de complementar el trabajo de limpieza en los hospitales, contando con la ventaja de no requerir que intervenga una persona en la sala donde se utiliza. Esto resulta una gran ventaja si se trata de espacios en las que puede existir gran carga viral o bacteriana.

El proceso de desinfección depende del organismo que se requiere eliminar. Se estima que en 12 minutos los virus son desintegrados y un proceso completo que desinfecte los espacios de todos los organismos se extiende de unos 25 a 30 minutos.

Se puede utilizar no sólo en espacios cerradas como quirófanos, consultorios u oficinas, sino también en espacios de circulación como pasillos e incluso en el transporte público.

“La aplicabilidad de esta tecnología no se reduce a este momento de pandemia, sino que se puede utilizar para cualquier situación y momento que requiera la desinfección de espacios de manera segura”, afirma el graduado de la FCEIA.

Actualmente, el dispositivo se encuentra en proceso de certificación ante IRAM. La FCEIA, a través de la Secretaría de Extensión Universitaria y Vinculación Tecnológica, se encuentra acompañando este proceso y en la búsqueda de financiamiento que haga posibles su producción en serie.

“Lo ideal sería optimizar los procesos de producción. Quisiéramos que todos los hospitales, centros de salud y lugares con mucha circulación de personas, puedan contar con este dispositivo”, concluye Maximiliano.

 

La especialista brasilera en Didáctica de la Enseñanza resaltó la importancia de que los docentes de los distintos niveles estén preparados, también, para adaptarse a los cambios generacionales y cuenten con las herramientas para que sus clases respondan a las nuevas demandas de los estudiantes. 
“Todos los años cuando recibo un grupo de alumnos que se que van a estar 5 años en la universidad para después salir al mundo del trabajo, me propongo como desafío pensar ¿qué mundo les espera de aquí a cinco años? ¿Cómo va a ser esa nueva generación de profesionales?” indicó Beatriz convencida de que año tras año son diferentes los objetivos que debe plantearse. “Tenemos el desafío de formar profesionales de otra generación” destacó.
La especialista en educación valoró la importancia de contar siempre con diferentes opciones metodológicas que permitan explorar distintas técnicas según el grupo con el que se esté trabajando. “A veces percibo con tristeza que muchos profesores dicen ‘yo enseño, si ellos aprenden es otro problema’ y no es así, es mi responsabilidad como docente que los estudiantes comprendan. Entonces nuestro gran desafío es estar alerta para encontrar la forma de que nuestros alumnos de hoy se interesen por lo que se está explicando”.
Entre las herramientas que utiliza en el aula es el trabajo con películas en las que se aborden temas de interés para ser tratados desde diversas disciplinas. Así por ejemplo, con uno de sus grupos de estudiantes de secundaria tomaron una escena del “Código Da Vinci” en la que aparece un código en formato de una secuencia de Fibonacci. “Tomando esa secuencia también trabajamos con su profesor de biología, conversamos con el profesor de historia, la profesora de física. El abordaje fue integral”, relató la especialista en educación.
 
“A mí me enseñaron cierta información de una manera puntual pero nos tenemos que dar cuenta que somos de otra época. A veces las personas no perciben la importancia del cambio generacional y hay que comprender que la enseñanza es un proceso dinámico que se retroalimenta” concluyó Beatriz.